Finalizaba el año 2001,
Cuando abro los ojos por la mañana
entre los limbos del despertar,
inmediatamente enciendo el reproductor
y la música de lo Doors como un mar me arrebata,
con el pecho arqueado,
los pulmones henchidos como velas al viento,
me encaramo en la cresta en que es llegada la hora de levantarme,
me levanto en efecto,
mientras me visto,
pienso en imágenes simbolistas,
rodeados de frascos y telas fulgentes,
entre muebles que invitan al placer,
entre cuadros,
olorosos ropajes
y una mujer hermosa de cabellos negros
cuyos vestidos dejan entrever la belleza por todos sus rasgones,
y si después me he vestido
veo que un rayo de sol cae,
y reverbera sobre las anchas cuartillas que están sobre la mesa.
Inmediatamente,
la tez pálida,
ardiente,
la hechicera morena
mueve el cuello de un modo
noblemente afectado,
esbelta con aires que parecen de caza,
su sonrisa es tranquila,
su mirada muy firme,
amamantado a una pequeña
corazón como nieve
y blancura de cisne,
que es su hija
nuestra hija,
tan hermosa como si hubiera bajado del cielo,
su mirada contiene la aurora
y derrama perfúme como tarde de lluvia,
me despido de mis dos perlas
igual que un pajarillo tembloroso diciendo:
"Te Bendigo Dios mío,tú que das sufrimiento
cual divino remedio de impurezas humanas
lo mejor y mas puro de la esencia del mundo
que prepara a los fuertes
a santisimos goces".
El cielo esta gris,
es preciso tomar
el expreso rojo hacia el victoria
antes que suene la canción de diana
y se agiten las farolas del viento,
inmediatamente,
distraído,
paso por delante del mercado
y echo una mirada a los estantes,
donde contemplo todo al pasar,
pero el crepúsculo va llegando,
sigo hacia el piso de ventas
de pronto un anciano se acerca
y me dice:
"El Victoria,cerrará sus puertas"
es el fin de un Imperio,
los miro a todos
arrumadores, legumbreros, charcuteros,
todos,
experimento un sobresalto:
¿Y qué es lo bueno que hay en esta diminuta Acrópolis?
Marchando con prudente distancia,
relataré la catástrofe a mi joya oscura,
punto por punto
me gusta la vida en familia
me deleita el tráfago diario de la ciudad,
¿Y de la casa?
pero sería infeliz
si no pudiera sustraerme
a todo esto cuando yo quiero
es decir,
si no tuviera un lugar donde esconderme.
Comenzaba el anochecer,
a partir de este punto
encontraría una relación íntima,
misteriosa,
entre todos estos paisajes
que abundan en vi vida teatral.
El Barco de Cristal
zarparía hacia tráfagos multiples de negocios
de cambios rápidos
y pintorescos,
una enorme diferencia
entre el que ha pasado
sus primeros años
en un rincón de provincias
y la que ha visto su infancia
en una gran ciudad
en que nuestro carácter
se ve plasmado y disgregado en las cosas
las personalidades
y los efectos que pasan fugazmente,
al cabo de unos meses
una experiencia íntima y penetrable
aparecería
como cuando el sol comienza a mitigar
su luminaria cegadora,
ellas mis dos perlas
siempre a mi lado,
serían testigos de la presencia
de una sombra macabra
que me cubriría por completo
arrastrandome
hacia el Espectro del Umbral.
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